Los otros de la violencia policial: ciudadanía y tensiones de la democracia
5 de agosto de 2024
La ciudadanía, entendida como la relación de pertenencia, obligación y membresía que se establece entre el Estado y los individuos, se encuentra en el centro de muchos problemas contemporáneos por la tensión que se produce en ella a causa de los sistemas de exclusión y estratificación que crean sujetos más merecedores de derechos que otros[1] [2].
Las reflexiones sobre ciudadanía en el contexto de violencia policial implican examinar de cerca la interacción entre máximas universales de protección (como derechos humanos), la aplicación localizada de la ley y el orden en el accionar policial, y las prácticas de resistencia que crean espacios de posibilidad para individuos y comunidades para contestar su injusta invisibilización.
Producto de las tensiones por los sistemas de diferenciación y exclusión, la violencia policial aparece como una experiencia diferenciada que configura la percepción que los ciudadanos tienen de la democracia y de sus derechos[3]. Esta producción de “otredades” no solo determina quién tiene «una vida que no merece vivir»[4] y, por tanto, puede ser asesinado o desaparecido por agentes estatales (u otros), sino que también determina las desigualdades a las que se enfrentan quienes intentan desafiar esta otredad.
Que ciertas identidades en posiciones que intersectan marcadores de raza, sexo, clase, y edad sean criminalizadas, les ha expuesto a lo que se denomina «jerarquías de ciudadanía»[5], ubicándolas como objetos de vigiliancia policial excesiva o, al contrario, de protecciones insuficientes, y por tanto, vulnerables a la violencia delictiva, o ambas cosas.
Autoras como Michelle Bonner [3], sostienen que para abordar el problema de una ciudadanía de segunda categoría la violencia policial debe situarse dentro de las disputas públicas sobre el significado y la práctica de la ciudadanía.
En esta visión, se trata de “impugnaciones multinivel que se producen a nivel interpersonal, discursivo y judicial. Cada uno de los lugares de impugnación es interdependiente y está arraigado en estructuras de poder que pretenden reproducir las desigualdades sociales existentes”.
A través de esto, las comunidades pueden crear y expresar disenso sobre las prácticas que les excluyen y, en el mejor de los casos, puede contribuir a la reconstrucción del significado de la ciudadanía y la democracia de forma que se incluya su voz.
Abordar la violencia policial supone ampliar el significado de ciudadanía para que se aplique, en la práctica, a un abanico más amplio de personas y desafiar las estructuras de poder que se resisten a esa inclusión. Los retos frente a esto son inmensos, pero su abordaje permitirá apoyar las disputas de quienes tradicionalmente han sido invisibilizados frente a la falta de acceso efectivo a los derechos y pertenencia.
Referencias
[1] Coutin, S. (1998). From Refugees to Immigrants: The Legalization Strategies of Salvadoran Immigrants and Activists. The International Migration Review, 32(4), 901-925.
[2] Bradley, G., & Noronha, L. (2022). Against borders: the case for abolition. Verso.
[3] Bonner, M. (2021). Reclaiming citizenship from police violence. Citizenship Studies, 25(3), 317-332.
[4] Agamben, G. (1998). Homo Sacer: Sovereign Power and Bare Life. Redwood City, CA: Stanford University Press.
[5] Ben-Porat, G., and F. Yuval. (2019). Policing Citizens: Minority Policy in Israel. Cambridge, UK: Cambridge University Press.